Narcisismo de la psicología del Ser: Presencia, Construcción y Destrucción del Ser

El Narcisismo forma parte de la estructura primordial del Ser humano, pues el Ser lleva implícita la Voluntad de ser tanto en el aspecto corporal, psíquico y espiritual. Es esta afirmación del Ser en su Yo Primordial el fundamento de una autoestima, de un primer espejo  que da una imagen buena, una imagen que se puede querer.

El segundo cimiento del narcisismo es el Otro, el primer Otro, es decir, aquel que acoge el Ser,  primero en su deseo para después, en un segundo momento, engendrarlo. Sin el deseo y la acogida del Otro no existe el Ser, y si existe, dejado a su propia suerte, perece o se diluye en un mar de depresión, soledad y tristeza. Es el Ser muerto en vida. EL vínculo cuyo contenido es el deseo, la pasión y el conocimiento  engendra el cuerpo y el alma del Ser, es decir el Yo Primordial. Es por tanto un acto de responsabilidad lo que da vida al Ser. Es una respuesta el ofrecer a la vida un ser por el vínculo. EL Ser está y se da. Es esta conjunción lo que engendra el Ser.

EL tercer fundamento del narcisismo es el Segundo Otro, es decir el mundo. Ese gran Otro es el clima en el que el Ser va a tener que realizar Su Proyecto. Todo Ser lleva implícito un gran Proyecto, si el mundo se ofrece como un objeto bueno. Por tanto el mundo es la tierra del narcisismo, el otro soporte del narcisismo. Un árbol se agarra a dos anclajes, la tierra y el aire, esa relación si es buena, es decir si las raíces se desarrollan y encuentran el terreno adecuado y los nutrientes necesarios, y el aire permiten el despliege de su ramaje crecerá sano y fuerte. Claro si el gran amigo o enemigo le deja, es decir, el hombre. Todo esto, el conjunto, es el Gran Espejo en el que el narcisismo del Ser se mira, allí puede amar u odiar, amarse u odiarse, es decir, construir la fe en la vida o aniquilarse.

El Ser es también frágil, se resiste a Ser, no quiere dejar el paraíso ni renunciar al placer mortal. Busca apoyos, dependencias, seguridades. Se asusta de sus propias llamadas que le urgen a Ser. No quiere entrar en la soledad del Ser. Sabe que en esa soledad, ya solo le sostendrá la robustez, la fortaleza y la firmeza de su Voluntad de ser. Sabe que en el combate entre la verdad y la mentira solo hay una auténtica salida que le hará sentir la rotundidad de su enorme dignidad.

El narcisismo es innato, es inherente al Ser, pero la Travesía del Ser es larga, compleja y, con frecuencia, complicada. Dos caminos se abren, uno permite una apertura, un paso desde la preambivalencia a la ambivalencia; el otro pone tantos obstáculos que el Ser se repliega, vuelve sobre él, se retira. No vuelve a un paraíso sino a una especie de infierno o de falso cielo, a un nudo de afectos de muerte o de placer y felicidad adictiva. Ha quedado atrapado en el odio o en un amor alienante que no le deja crecer.

SI el Ser encuentra su camino, fruto siempre de un vínculo fecundo, se inicia una Apertura, un enraizamiento en las relaciones: padres, familia, mundo. Necesariamente el narcisismo del Ser tiene que crecer, madurar, humanizarse, tomar conciencia del mundo, tener ojos y conocimiento. ¿Conocimiento de qué?  Del primer Otro y del segundo Otro. Tiene que conocerlos y contar con ellos. Esto exige frustración, Límite pero también enriquecimiento, adaptación, síntesis, mentalización, subordinación. En este proceso se construye el otro YO, el YO mundo-abierto, el “yo-realidad“. Construir este Yo, no es dejar de Ser uno mismo sino poder y saber hacerlo en el mundo. Aquí se inicia y desarrolla el Proceso Cognitivo, aumenta la complejidad. La sensorialidad desempeña un gran papel, recibir, descifrar, descodificar. Llegan muchos datos, hay que aprender los códigos del lenguaje, distinguir significante y significado, entrar en el Universo Humano, el mundo de la cultura. Mientras sucede esto los procesos de identificación se desarrollan, se va dando una decisión dependiendo de los buenos o malos afectos con, sobre todo, los progenitores. Procesos de género, masculino o femenino, vicisitudes que no están totalmente determinadas por la anatomía, sino por el vínculo. La sexualidad va cristalizando con uno u otro género, la elección de hombre o mujer se cose en este largo encuentro o desencuentro con los progenitores.

Si el Ser no encuentra su camino, es decir, si las tendencias innatas del Ser a partir de su YO Primordial  no pueden vincularse al objeto, el Ser se repliega sobre sí mismo, el vínculo se rompe o se debilita. Pero esto es solo una parte del proceso, como consecuencia de esa desvinculación aparece algo nuevo, los procesos afectivos amorosos en los que el objeto es percibido y sentido como bueno son sustituidos por procesos de rabia, desencanto, soledad, tristeza, impotencia, y a su vez aparece la culpa.

Tomemos conciencia de la complejidad e importancia de lo que está ocurriendo: El Ser cuya estructura primordial está hecha para la relación, el encuentro, la compenetración, la mutua donación y entrega, rompe con el objeto y con el mundo, tiene que hacerse cargo de un proceso completamente nuevo, un proceso de heridas y muerte. Esto lo cambia todo. ¿Cuál será la imagen que el sujeto tiene de sí mismo ante tal cúmulo de impactos?  Evidentemente una mala imagen, un narcisismo roto, turbulento, agresivizado, culpabilizado. Es como si sobre un campo fértil lleno de vegetación y vida hubiese habido una batalla y todo estuviese muerto o mal herido.

Para salir, de alguna forma,  de semejante devastación, se dan toda una serie de formaciones sustitutivas complejas: formaciones depresivas y culpabilizantes, formaciones agresivas y  de furia destructiva, formaciones escindidas en el yo y en el objeto, formaciones imaginarias y megalomaniacas, etc. Se intenta recomponer todo esto, no es  fácil, la patología está presente, ha llegado para quedarse.

EL amor del sujeto hacia sí mismo estaba condicionado a ese proceso vincular amoroso del yo primordial con el objeto, esto se ha quebrado, el narcisismo, el espejo en el que, sanamente, podía mirarse el sujeto, el amor así mismo y al objeto unificado, ya no existe. La satisfacción de una buena relación con el objeto da paso a la agresión.

Hagamos una breve síntesis:

– El Ser a través de su Yo Primordial busca el vínculo y el encuentro. Esto sería el fundamento de un narcisismo sano.

-Se produce la frustración de este anhelado y fundamental encuentro.

-Se sustituye el amor al objeto por la furia y la destrucción.

– Esta furia hace que el sujeto se aleje, se retire del objeto, de la realidad  y del mundo.

-Se crean formaciones sustitutivas que se ponen el lugar de las formaciones naturales y sanas.

– La reversión de los procesos normales da lugar a la destrucción y a una imagen narcisista de furia, fracaso, ataque a sí mismo y al vínculo,  aislamiento, patología.

-Tres fases entonces:

-Tendencias de investidura del objeto.

-Al haber fracaso, retirada y formaciones sustitutivas.

-Alejamiento del objeto, la realidad y el mundo.

– Constitución de una patología escindida, persecutoria, megalomaníaca, cohesionada y estable.

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