Psicoanálisis y Sociedad actual: verdad y arrogancia

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Published on 05/14/2013 by

Psicoanálisis y Sociedad actual

  Nunca he visto ninguna paciente que venga a mi consulta sin un sufrimiento. El sufrimiento es un potencial que con frecuencia no sabemos aprovechar. La autosuficiencia es una actitud que corta cualquier movimiento de progreso.

Hay salidas positivas y negativas a estas situaciones de malestar y dolor psíquico. Aceptar las limitaciones personales para resolver conflictos es tanto como tolerar la verdad de nuestra insuficiencia en muchos momentos de nuestra vida. Nuestra arrogancia cierra las puertas a la transformación personal.

 

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 Hay caminos equivocados ante estas situaciones de sufrimiento: La queja, y, a veces, la depresión que nos hunde en el reproche a la sociedad y a nosotros; la actitud maníaca que nos hace ver el espejismo de ser capaces de ir más allá de todo límite; las adicciones a todo tipo de “sustancia” que artificial y momentáneamente nos saca del dolor; el aislamiento en nuestro pequeño universo sin abrir nuestros brazos y nuestro corazón al mundo; el desencanto que ya no nos permite ver toda la vida, la generosidad, la belleza, la música que se genera cada día en este planeta y en nosotros mismos; la desesperanza y la desesperación que atenaza nuestra alma en la más profunda desdicha, decepción y tristeza; y las salidas alienantes y fáciles hacia un placer mortal, un éxito superficial, un dinero fácil.

Estas salidas, estimados amigos, podemos caer en ellas pero ninguna nos va adentrar en la metamorfosis personal y social para conseguir un ser humano libre, responsable y fraternal.

Sin embargo hay otra vía: Abrirnos al compartir, a la comunicación, a la colaboración, al diálogo, al proyecto diseñado y realizado con nuestros brazos y mentes; a la toma de conciencia de que cambiar el mundo, la sociedad y a nosotros mismos es una tarea compleja llena de dificultades y esperanzas; a la tolerancia a la verdad, a la frustración, a la íntima alegría.

El psicoanálisis es esencialmente una concepción sobre el ser humano que nos indica que somos mucho más de lo que aparentamos; que el bien y el mal anda agazapado en nuestro inconsciente y retorna, aunque disfrazado; que el conocimiento de esa profundidad, de esa penumbra nos libera y nos abre muchas puertas; que no debemos caer en la ingenuidad de psicologías simplistas y domesticadoras que nos quieren atrapar en las redes de este sistema; que debemos denunciar proyectos donde la psicología se vende a los señores del dinero y a los mercados, y darnos cuenta que la verdadera psicología es aquella que descubre la complejidad de la interacción entre el mundo y nosotros en relaciones siempre evolutivas, dinámicas y dialécticas. Una psicología que nos permita una adaptación inteligente capaz de transformar, de cambiar, de crear, de descubrir la mentira de los comerciantes de la mente que dicen liberarnos para luego encadenarnos y esclavizarnos a un sistema que lleva en sus fundamentos una gran dosis de locura.

Una sociedad auténtica no es aquella que permite en sus constituciones la propiedad privada, el mercado libre, el que unos pocos lleven en sus manos y en sus puños el monopolio de los medios de producción.

No dejéis que os engañen, tienen muchos medios para hacerlo, son camaleónicos, astutos, amigos de argumentos bien elaborados que encierran en su esencia diversas formas de esclavitud.

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