Narcismo: El Sano amor a uno mismo

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Published on 12/28/2012 by

 narcisismo
El amor a uno mismo es necesario para transitar por la vida. Surge  del desarrollo de todas nuestras potencialidades y capacidades. Se apoya en una voluntad de Ser decidida y resuelta.

  Para querernos hemos tenido que ser queridos, hemos debido sentir el amor incondicional de nuestros padres y de la familia. Cuando este amor ha faltado o fallado hay un déficit, unas carencias que tienen múltiples consecuencias: sentimientos de inferioridad, baja autoestima, soledad, decepción, tristeza profunda, dificultades en las relaciones, actitudes sadomasoquistas, sentimientos  de culpa, mal manejo de la agresión, un yo asediado etc.

  Hay un narcisismo no por déficit sino por exceso, por superávit. En este caso la persona puede haberse identificado con figuras arrogantes, megalomaníacas, autosuficientes, todopoderosas. Es un narcisismo peligroso pues conduce muchas veces al desprecio de los demás y a ir más allá de nuestras posibilidades con el consiguiente fracaso.

  El cuidado de uno mismo no tiene nada que ver con el egoísmo. Nace del conocimiento de lo que somos y del

respeto hacia nosotros mismos. Es un narcisismo normal ni  por exceso  ni por superávit.

 No está reñido con el amor hacia los demás. Nuestra energía, es decir, nuestra atención, sentimientos, ideas, preocupación deben conseguir un buen equilibrio entre el cuidado  de nosotros y el de los otros.

 Nuestra vida personal y social debe estar imbricada de tal modo que formen parte de un mismo proyecto. Nuestro plan vital  sostiene  en un mismo impulso a nosotros mismos y a los demás. 

Tener una clara identidad y saber identificarla es un paso necesario para desarrollar nuestra vocación, esa llamada que nace de nuestro interior y nos exige su realización.

Debemos descubrir el gozo de vivir siempre con los ojos bien abiertos hacia dentro y hacia fuera. No ignoramos los problemas de la vida, sino que tenemos hacia ellos una actitud firme y resolutiva. Sabemos que no vivimos en un mundo feliz, por esto nos comprometemos en  la lucha por una sociedad más justa, solidaria, placentera.

Debemos estar atentos a los sentimientos de culpa que con frecuencia frustran nuestra alegría, nuestra satisfacción, nuestro placer. Son grandes enemigos de nuestro narcisismo y autoestima.

No utilicemos la queja como un modo de estar en la vida, sino el análisis, la lucidez del conocimiento, las decisiones

adecuadas y las acciones pertinentes. Esto nos llenará de satisfacción en nuestro diario caminar. 

No debemos tener un exceso de amor hacia los demás, sino que estimulamos su responsabilidad. Sabemos utilizar nuestra agresión para dar respuestas que defiendan nuestra dignidad y la de los otros.

Está bien el narcisismo del cuerpo pero sin olvidar que tenemos una personalidad, una mente, un espíritu y que una obsesión excesiva por el cuerpo nos esclaviza, nos convierte en consumidores compulsivos. La belleza es buena, pero no sólo la externa sino también la interna. 

No debemos mirarnos en el espejo y ver sólo nuestra imagen, sino también el mundo que nos rodea. Nuestra ternura debe contemplarlo todo.

El sentimiento adecuado en ocasiones es la rabia, una rabia no destructiva  que nos lleva a la acción y a salir de nuestra complacencia.  La agresión tiene mala prensa, pero es un sentimiento necesario ante muchas situaciones, un sentimiento que nos hace consciente de una parte importante de la realidad propia y ajena.

Vivamos la vida con alegría y con gozo, no nos revolquemos en el sadomasoquismo. Saquemos partido tanto a lo bueno como a lo malo, no es fácil, pero es posible.

Si no somos capaces de querernos, si nuestros problemas nos lo impiden sería bueno no ser autosuficientes y arrogantes y buscar ayuda. Merece la pena y nos puede cambiar la vida.

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