Buenos días a todos los amigos y suscriptores del blog. Hoy quiero hacerles una pregunta importante: ¿se han vendido alguna vez? En este mundo donde parece que todo se compra y se vende, incluso las personas, es fácil sentirse presionado para vender nuestras ideas, nuestra verdad y nuestra libertad, convirtiéndonos en una especie de objeto en manos de quienes quieren comprarnos.
Esta reflexión me vino a la mente al ver de nuevo una película que me marcó profundamente hace 30 años: El club de los poetas muertos, dirigida por Peter Weir y protagonizada por Robin Williams. Esta película cuenta la historia de un profesor de literatura que llega a una academia privada con un enfoque revolucionario. Este profesor, apasionado por la poesía, busca que sus alumnos piensen por sí mismos, desarrollen valores e ideas propias y, sobre todo, vivan la vida intensamente. Les enseña a sacar todo el jugo de la vida, a vivir el momento, como en la famosa frase «Carpe Diem».
La historia sigue a un alumno que sueña con ser actor. A pesar de la presión de su padre, que quiere que estudie medicina, el joven decide aceptar un papel en una obra de teatro. Pero cuando su padre lo descubre, lo reprende severamente, cortándole las alas. Esto lo sume en una profunda tristeza, llevándolo a un final trágico. Esta película nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas y a preguntarnos si realmente estamos viviendo según nuestros propios valores o simplemente siguiendo los deseos de los demás.
En lo personal, estoy muy orgulloso de decir que nunca me he vendido. Esto se lo debo a mi padre, quien, a pesar de sus defectos, siempre vivió fiel a sus principios como agricultor y terrateniente. Él nunca se traicionó, y eso me dejó una gran enseñanza de autenticidad y dignidad.
Por eso, quiero animarles a todos a que vean El club de los poetas muertos. Es una película que nos recuerda la importancia de la autenticidad, de vivir con dignidad y de nunca vender nuestra verdad.