En el video «La confusión cerebro vs. mente», exploro la relación entre el cerebro y la mente, un tema que me inquieta. He observado que, en muchos debates y artículos recientes, se ha promovido la idea de que el cerebro, como realidad física, es la única explicación para toda la realidad humana, relegando a la mente a un segundo plano o incluso excluyéndola.
Mi preocupación surge porque, aunque el cerebro es una entidad física fundamental que no podemos negar, no funciona de manera aislada. Su funcionamiento depende de las interacciones con el mundo externo: lo sensorial, lo cognitivo, lo cultural, y lo afectivo. Sin estas aportaciones externas, el cerebro por sí solo no se activaría ni podría generar pensamientos. Por ejemplo, un niño nace con un cerebro que solo empieza a activarse a través de sus interacciones con su entorno, que incluyen a su familia y su cultura.
Mi investigación me lleva a la conclusión de que la mente y el cerebro son inseparables. La mente no existe sin el cerebro, y viceversa; ambos son parte de una realidad indisoluble. Intentar separar o reducir a uno solo no explica adecuadamente la complejidad humana. El ser humano es una entidad compleja que integra aspectos físicos, psíquicos y espirituales, y esta integración no puede ser capturada por un fisicalismo radical o un materialismo monista.
A lo largo de la historia, hemos visto que el rechazo de lo metafísico y espiritual ha llevado a un enfoque excesivamente materialista, que no captura toda la realidad del ser humano. La evolución y la complejidad de la conciencia requieren un entendimiento más interaccionista y emergentista, que reconozca la interacción entre diferentes elementos para formar una unidad más completa.
En resumen, necesitamos adoptar un enfoque más holístico que reconozca la interdependencia entre el cerebro y la mente. La realidad humana es demasiado compleja para ser explicada solo a través de métodos científicos que miden fenómenos físicos. Debemos considerar también otras formas de conocimiento y experiencia que no se pueden cuantificar fácilmente pero que son igualmente reales y significativas.