Hoy he estado aquí junto a José Luis, grabando un nuevo video con toda la ilusión de ofrecerles algo que no solo les inspire, sino que les motive a mejorar sus vidas y a transformar el mundo. Reflexionando sobre las catástrofes naturales que recientemente han afectado a varios pueblos cercanos a Valencia, no puedo evitar sentir tristeza y empatía por todas las vidas y sueños truncados. Pero en medio de esta devastación, también he visto una imagen esperanzadora: la solidaridad de miles de jóvenes que, con la fuerza de las redes sociales, se lanzaron a ayudar sin pensarlo dos veces.
Este movimiento me hace pensar en lo poderoso que es el impulso solidario que, aunque muchas veces reprimido, llevamos dentro. Freud hablaba de cómo en situaciones colectivas surgen partes profundas y buenas de nosotros mismos, unidas por un deseo común. Y es en momentos como este cuando entiendo que nuestra verdadera naturaleza no se basa solo en impulsos negativos, sino también en un torrente de bondad y solidaridad. Lamentablemente, vivimos en una sociedad que muchas veces reprime estos impulsos en pro del consumo y la superficialidad. Se nos dice que hay que “divertirse” sin más, cuando en realidad podríamos aspirar a un proyecto mucho más noble, uno que permita a los jóvenes descubrir y desarrollar su potencial para mejorar el mundo.
Es un hecho que el cambio climático está transformando nuestra realidad de formas devastadoras, y esto es algo que no podemos ignorar. Por muy crudas que sean las palabras, la naturaleza está reaccionando a la manera en la que la hemos tratado. Científicos han advertido durante décadas que, de seguir así, los desastres naturales serán cada vez más fuertes y frecuentes. Ignorar esta realidad solo nos traerá mayores pérdidas.
La clave para revertir esta situación está en nuestras manos. No podemos seguir viviendo de espaldas al cambio que necesitamos hacer en nosotros mismos y en nuestra relación con el mundo. La responsabilidad de transformarnos en personas mejores, comprometidas y responsables es nuestra y empieza a nivel individual. Es hora de dejar de vivir solo para el placer inmediato y de comprometernos con una vida plena y significativa, una vida que verdaderamente contribuya a un futuro mejor.
Gracias a todos por acompañarnos en esta reflexión y por formar parte de este cambio que tanto necesitamos.