Con mucha frecuencia despreciamos esa producción de nuestra mente que son los sueños. Liberados nuestros sentidos y nuestra mente de prestar atención a las ocupaciones diarias todo aquello que ha ido quedando reprimido y desalojado pasa a ese lugar que llamamos inconsciente y desde allí retorna como un teatro donde nuestros deseos se convierten en personajes que toman vida y escenifican un sinfín de vivencias para buscar satisfacciones.
Impactos: 0