Dos mundos enfrentados: deseo y realidad externa

La mayoría de las cosas buenas y de los errores que nos pasan en la vida dependen de tres pilares básicos el deseo, la realidad externa y la combinación de ambos.

El principio de placer y el principio de realidad son dos principios coexistentes e interdependientes que, según el neurólogo Sigmund Freud y dentro del contexto de su teoría psicoanalítica, rigen el funcionamiento psíquico. Es el principio de realidad el que contrapesa al principio de placer. Así como éste tiende a la satisfacción inmediata, el de realidad se apoya en la realidad externa y en la experiencia personal, buscando el equilibrio o la distensión por caminos distintos a la satisfacción inmediata.

Mientras nuestro deseo se pone en ebullición y nos lleva a montarnos fantasías de todo tipo también es la realidad la que nos hace despertar de nuestros teatros mentales y nos hace reparar en la necesidad de ser objetivos.

Para poder tener éxito en la vida debemos unir el deseo y la realidad objetiva…. Necesitamos de las preguntas intermedias el que, el como, el donde, el cuando para poder juntar esos deseos con la realidad de manera realista y que nos ayude a alcanzar nuestras metas.