Al borde del suicidio

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Publicado el 06/10/2024 por

Buenos días a todos los amigos y suscriptores del blog. En el video anterior, les hablé de un hombre que entró en una depresión grave después de un accidente automovilístico. Este accidente ocurrió cuando se quedó dormido al volante, lo que provocó que el coche chocara contra un árbol del lado donde iba su esposa, quien murió instantáneamente. Él, en cambio, no sufrió ningún rasguño. La culpa lo consumía y lo llevó a pensar en el suicidio.

Este hombre me llamó y comenzamos una terapia. Al principio, me contó lo que más le preocupaba en ese momento, lo cual es común en los pacientes que llegan a nuestra consulta. Normalmente, buscan ayuda debido a un sufrimiento o una angustia. En toda mi carrera, solo un hombre vino por curiosidad intelectual sobre el psicoanálisis, pero este tipo de terapia no puede sostenerse sin un sufrimiento real.

El hombre del que hablo se sentía abrumado por la culpa. Esa culpa lo llevaba a pensamientos suicidas. Durante nuestras sesiones, fuimos explorando su vida, no solo desde el accidente, sino desde su infancia. Descubrimos que había reprimido mucha rabia y culpa desde su niñez, debido a la falta de amor y atención que había experimentado. Esta rabia y culpa reprimida se manifestaron de manera intensa tras el accidente.

Fuimos avanzando lentamente en la terapia, ya que el proceso psíquico requiere tiempo. El hombre comenzó a darse cuenta de que su sufrimiento actual estaba relacionado con traumas de su pasado. Esto le permitió entender mejor su reacción ante el accidente y la pérdida de su esposa. Reconoció que el accidente fue eso, un accidente, y no algo intencional.

Poco a poco, empezó a ver su vida de manera diferente. Se dio cuenta de que había sido un buen esposo y padre, y comenzó a reconciliarse con su pasado. Esta aceptación le permitió recordar a su esposa con cariño y no con culpa.

Además, este hombre, que ya estaba jubilado, encontró un nuevo propósito al involucrarse en temas de construcción y medio ambiente. Formó un grupo con otros arquitectos para debatir y crear conciencia sobre la construcción sostenible. También mejoró su relación con sus hijos y nietos, viajando para visitarlos con más frecuencia.

Este proceso de reconciliación con su pasado y la creación de nuevas ilusiones y proyectos lo ayudaron a salir de su depresión. La depresión, como mencioné, suele surgir cuando algo dentro de nosotros se marchita, cuando nuestras ilusiones y proyectos se desmoronan. Si en esos momentos de tristeza no hay nadie que nos eche un cable, el riesgo de suicidio aumenta.

Este hombre tuvo la suerte de encontrar a alguien que le recomendó mi consulta en un momento crítico. Sin esa intervención, podría haber terminado con su vida. Por eso es crucial que cuando conozcamos a alguien en una situación similar, les brindemos apoyo real, los escuchemos y compartamos su sufrimiento. No basta con palabras de consuelo superficiales; necesitamos mostrar un interés genuino y buscar soluciones juntos.

Gracias a todos por escuchar esta historia. Espero que les haya servido de reflexión y ayuda para entender la importancia del apoyo en momentos difíciles.

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