Buenos días a todos mis amigos y seguidores del blog. Hoy quiero compartir una reflexión sobre cómo los seres humanos necesitamos expresar nuestra pasión y entusiasmo de manera colectiva. Observamos cómo los festivales y eventos deportivos, como el fútbol y el tenis, capturan la atención de miles de personas que se reúnen para celebrar y compartir una experiencia común. La reciente victoria de España en la Eurocopa o la de Argentina en la Copa América son ejemplos de cómo el entusiasmo se desborda en las calles, con desfiles y celebraciones masivas. Incluso en eventos individuales como las finales de Wimbledon o el Tour de Francia, la emoción es palpable y contagiosa.
Este fenómeno me lleva a preguntarme por qué el ser humano necesita expresar su pasión de esta manera. Mi hipótesis es que, en la vida cotidiana, a menudo llevamos una existencia monótona y rutinaria, con trabajos que no nos entusiasman realmente. Esta falta de pasión en nuestro día a día puede crear un vacío interior. El ser humano tiene una necesidad inherente de comunicación y expresión, de compartir entusiasmo y afectos con los demás. Cuando este deseo se reprime debido a la estructura de la sociedad y la rutina, buscamos maneras de liberarlo en eventos masivos, donde podemos gritar, saltar y vibrar en conjunto.
Este vacío existencial, combinado con la decepción ante la política y otros aspectos de la sociedad, puede llevarnos a retirarnos del mundo. Necesitamos crear un entorno que fomente nuestra pasión y nos permita involucrarnos en proyectos que realmente nos entusiasmen, en lugar de limitarnos a una satisfacción superficial.
Por eso, es fundamental que orientemos nuestra pasión hacia proyectos verdaderamente importantes que puedan cambiar el mundo para mejor. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de convertirnos en seres que simplemente buscan satisfacción momentánea, sin contribuir al bienestar y la mejora del mundo en el que vivimos. Necesitamos transformar esa pasión en acciones significativas que beneficien a la sociedad y al entorno en el que vivimos.