Los cimientos del alma humana

Introducción:

  1. Tres videos en busca de los pilares del alma humana.
  2. Interrogantes a partir de la experiencia clínica.
  3. La música y la letra: la partitura clínica.
  4. Punto de partida: observaciones, hipótesis y verificaciones.

La verdad es una conquista que no solo depende de los hechos en si, sino de la grandeza del alma de aquellos que desean conquistarla.

Metodología:

  1. Partimos de los hechos clínicos exponiendo un caso representativo de otros muchos: caso Alfredo.
  2. A partir del caso analizamos conceptos fundamentales como: ello, inconsciente, pulsión y yo.
  3. Aportamos al psicoanálisis una nueva mirada, nuevos conceptos como el yo primordial, nuevas hipótesis sobre la génesis y desarrollo de la mente y de las enfermedades mentales.

Análisis de los cimientos. Caso Alfredo:

1.

  1. Análisis de los conceptos de ello, inconsciente y pulsión a la luz del caso Alfredo.
  2. Alfredo: señor de 50 años, doctorado en filosofía y biólogo, profesor, casado con tres hijos, profundo, inteligente, atormentado por grandes conflictos y voluntad inquebrantable para superarlos.
  3. Hipótesis y exposición de los conceptos de vínculo: la naturaleza social del hombre.

2.

 Crítica de los conceptos de ello, inconsciente, pulsión, yo primordial y yo pensante.

Concepto de ello:

Ideas Freudianas y del psicoanálisis clásico:

  • Es una fuerza impersonal.
  • Polo pulsional de la personalidad.
  • Sus contenidos son expresión psíquica de las pulsiones, son inconscientes, en parte hereditarios e innatos, en parte reprimidos y adquiridos.
  • La estructura del ello es especial, es un “caos”, su energía procede de las pulsiones, carece de organización, no ofrece ninguna voluntad general.
  • Se define por oposición a la forma de organización del yo.
  • Los impulsos contradictorios coexisten en el ello.
  • Según el psicoanalista francés Lagache, el ello se caracteriza por la ausencia de un sujeto coherente.

 Crítica personal al concepto del “ello”

  • Los aspectos o características que Freud asigna al “ello”, a saber, la impersonalidad, la pulsionalidad o impulsividad, la ausencia de organización, el ser inconsciente, la ausencia del sujeto coherente, no me parecen, en general, pertinentes a la luz de mi experiencia clínica.
  • La explicación o casualidad última de las patologías más graves me lleva a inferir que:
    • Sí que existe una organización psíquica primaria al inicio de la vida, le llamo “yo” primordial.
    • Este “yo” primordial lleva en su organización un ser social, es decir, necesidad de encuentro con el objeto, compartir la experiencia de la mutua donación, creación de un clima de confianza y seguridad, acrecentamiento de la fe en la vida. Por tanto no somos impulsividad o pulsionalidad en nuestro origen, somos sujetos coherentes, con una organización ya compleja donde lo estrictamente biológico, psíquico y espiritual está incluido en el “yo” primordial y se manifiesta como sujeto organizado, coherente y cohesionado.
    • Cuando en ese primer encuentro se fracasa, es decir, hay desencuentro, se crea una protodepresión que tiene la sintomatología siguiente: desolación, soledad profunda, retirada del objeto o deslibidinización, tristeza, muerte afectiva, rabia, culpa, ruptura de la primera organización del “yo” primordial-objeto que afecta a la esfera sensorial, cognitiva y relacional.
    • Es cierto que existe en el ser humano una tendencia a la descarga, a la desligazón, a la desintegración, podemos llamarle como hizo Freud “Pulsión de muerte”. Desearíamos eliminar la tensión, el displacer rápidamente, inmediatamente. Es lo que Freud formuló como principio de Constancia, Nirvana. Se trata de la economía Psíquica.

Pero esta realidad la hemos perdido, hemos sido expulsados de este paraíso, no podemos volver a la realidad animal como dice Erich Fromm. Fue la propia evolución de esa naturaleza la que nos dotó con una inteligencia capaz de vernos y ver el mundo de otra manera. No podemos volver atrás. Ni siquiera el mal y la destrucción la podemos ejercer desde una naturaleza animal, en esto también somos humanos.

Es esa evolución a través de la capacidad intelectual la que nos hizo seres éticos, creativos, espirituales, etc.

   Síntesis de la vida de Alfredo.

  • A sus 50 años acude a mi consulta. Doctor en filosofía y licenciado en biología. Casado y con tres hijos entre los catorce y veintiuno años. Profesor de Instituto de Enseñanza Secundaria al comenzar la terapia; tres años más tarde accede a la universidad como profesor de filosofía.
  • Familia paterna: cinco hermanos, él es el tercero y se lleva ocho años con su hermana mayor y dos con la segunda, con el menor se lleva cuatro años.

Vive en un pueblo de unos dos ocho mil habitantes, su casa está a las afueras. Su padre tiene un almacén de abonos y también tiene tierras muy fértiles. Su madre ama de casa, su padre es un hombre recto, rígido, perfecto, trabajador obsesivo, tiene fama de ser el mejor en su trabajo, religioso tradicional, de derechas. Se dedica casi exclusivamente a su trabajo. La familia ocupa un lugar secundario. Tiene un fondo bueno, compasivo, justo, sensible, de cierta calidez en algunos momentos. Destacan su seriedad, su entrega total al trabajo, su perfeccionismo, su religiosidad, su carácter justo.

Su madre la describe: “fría como un tempano de hielo”, sin calidez alguna, distante, muy nerviosa y ansiosa, egoísta, trabajadora, materialmente saca adelante a la familia.

Familia: No hay ambiente de verdadera familia, viven juntos. Todo eran discusiones, peleas, gritos, ansiedad. Recuerda el paciente: no haber escuchado nunca una conversación o dialogo normal.

Recuerdos: Se recuerda como un niño triste, solo, “perdido en medio de aquel manicomio”. Sueña con otro lugar, otra familia, otro mundo. Sediento de cariño y afecto. Se identifica con la personalidad de su padre.

Estudió primaria en las escuelas del pueblo, bachiller por        influencia de un primo y de su padre en la ciudad. Estudios casi paralelamente de filosofía y biología. Hace oposiciones y gana una plaza como profesor de filosofía en un I.E.S.

Se casa con una mujer con estudios primarios. Tiene con ella un conflicto fundamental: su demanda de amor y la enorme dificultad de ella para la entrega amorosa.

          Personalidad: Muy conflictiva por su necesidad extrema de valoración, respeto y afecto. Muy inteligente, religioso, con grandes ideas personales, sociales y políticas, comprometido, rígido y trabajador.

Ampliemos la síntesis del caso Alfredo

  • Alfredo se presenta en su vida como un ser sediento, ávido de afecto, de valor, de acogida, de reconocimiento.
  • Su sintomatología libidinal y agresiva, es decir, su ansiosa y compulsiva búsqueda de comunicación cargada de respeto, escucha, cariño, ternura, entrega, le llevan a configurar un mundo, un universo mental ilusionante, idealizado, bueno, donde el mal no exista y se de una revolución hacia la bondad. Esto predomina en sus proyecciones sobre la realidad y sus construcciones mentales: fantasías, deseos, imágenes, delirios, sueños, etc.
  • Su desolación, rabia, furia, proviene de un desencuentro con esta configuración mental. La frustración le desconcierta, le llena de ansiedad. Esta enorme ansiedad y rabia dificulta su acercamiento a la sociedad, su vida cognitiva; machaca su narcisismo al tener un éxito cargado de sufrimiento; dificulta enormemente su deseo de vinculación al mostrarse o demasiado cercano o demasiado impulsivo, o demasiado reivindicativo, o demasiado intolerante a la falsedad, mentira, a la corrupción mental, al engaño, a la ruptura de su universo de bondad y entrega.

En una palabra su agresión, rabia, furia, nace y crece ante la diferencia entre su universo de relaciones  y la realidad con la que se enfrenta día a día en sus relaciones, actividades, trabajo, familia, amistades, etc.

  • Su mundo está escindido a nivel del yo y del objeto en muy bueno o muy malo. Su retirada del objeto es grande y crea un universo imaginario también escindido. Su yo está con mucha frecuencia asediado por la ansiedad, la rabia, la culpa, la desolación, afectando a todas sus funciones. Esto dificulta toda la actividad interna y externa: sus pensamientos, sentimientos, relaciones, actividades, etc.
  • Su yo primordial quedó frustrado en sus aspiraciones y deseos más nobles, construyendo un mundo interior muy difícil y que ha afectado a su yo realidad y a su súperyo: rígido, perfeccionista, exigente y cruel.

Sobre el concepto de inconsciente

  • Se utiliza para referirse a los contenidos no presentes en el campo de la conciencia.
  • Es uno de los sistemas definidos por Freud en su primera teoría del aparato psíquico, está construido por contenidos reprimidos a los que ha sido negado su acceso al sistema preconsciente-consciente por la represión.
  • La características de este sistema son:
    • Sus contenidos son representantes de las pulsiones.
    • Son contenidos que están regidos por mecanismos específicos del proceso primario, especialmente la condensación y el desplazamiento.
    • Fuertemente cargados de energía pulsional, buscan retornar a la conciencia y a la acción (retorno de lo reprimido), pero solo pueden encontrar acceso al sistema preconsciente-consciente en el compromiso, después de haber sido sometidos a las deformaciones de la censura. Son especialmente los deseos infantiles los que experimentan una fijación en el inconsciente.
  • Freud elabora en su giro de 1920 la segunda teoría del aparato psíquico que la divide en ello, yo y superyó. A partir de aquí la palabra inconsciente es utilizada, sobre todo, como adjetivo. Inconsciente no es ya lo propio de una instancia particular, puesto que califica al ello y a una parte del yo y el superyó.
  • Los caracteres atribuidos en la primera teoría de aparato psíquico al sistema inconsciente, se atribuye de un modo general al ello en la segunda teoría del aparato psíquico.
  • El concepto de inconsciente es muy importante en la clínica, pues los contenidos inconscientes solo se vuelven conscientes una vez superadas las resistencias.
  • En general lo inconsciente se refiere a lo reprimido, aunque Freud reserva un lugar para los contenidos no adquiridos por el individuo sino de origen filogenético, que constituirían el núcleo del inconsciente.
  • Freud, descubrió el inconsciente fundamentalmente en el estudio de los sueños, aunque también en otras formaciones: actos fallidos, equivocaciones, síntomas, etc.
  • En la instancia del ello se vuelven a encontrar las principales características del sistema inconsciente, en las otras instancias, yo y superyó, se les reconoce también un origen y una parte inconsciente.

Crítica del concepto de pulsión e inconsciente 

  1. Pulsión, Concepto:

        Proceso dinámico consciente en:

  1. Un impulso (carga energética, factor de motilidad).
  2. Que hace tender el organismo hacia un fin.
  3. Tiene su origen en una excitación corporal, estado de tensión.
  4. Su fin es suprimir el estado de tensión que reina en la fuente pulsional.
  5. Por tanto: empuje, fuente, objeto y fin son los cuatro elementos de la pulsión (ver esto en pulsiones y destino de pulsiones de Freud).
  6. El ello es el reservorio pulsional que incluye los dos tipos de pulsiones, la sexual y la de autoconservación.
  7. El yo, según Freud, toma la energía de ese reservorio pulsional.
  1. Consideraciones ante el concepto de Pulsión
  1. La concepción de Freud es fundamentalmente somática, orgánica, biológica; estudia el organismo en esta primera tenía pulsional como un productor de energía a partir de las excitaciones internas que busca descargar ayudado por un objeto.
  2. Las pulsiones de autoconservación, todo aquello que tenemos que hacer para sobrevivir: alimentación, vestido, vivienda, etc. Toma su energía, dice Freud, de las pulsiones sexuales; es decir tomamos energía que desearíamos dedicar al placer para ponerla al servicio de las funciones de autoconservación. Esto implica toda una situación interna y social muy compleja.
  3. El concepto de pulsión es un concepto límite entre lo somático y lo psíquico, va unido representante, especie de delegación enviada desde lo somático a lo psíquico.
  4. Freud creó el concepto de pulsión basándose en el modelo de la sexualidad, es decir, el organismo debido a excitaciones internas que elevan el nivel de tensión y excitación tiende a descargar esta tensión ayudado por un objeto o por el cuerpo del propio sujeto, para volver a un estado de constancia, reduciendo la tensión a un nivel muy bajo.
  5. Como he dicho en esta concepción, lo biológico y somático y su funcionamiento ocupa el primer y fundamental lugar. Lo estrictamente psíquico, social y espiritual queda en un lugar secundario y supeditado genética y económicamente a la realidad somática.
  • ¿Los hechos clínicos se pueden entender a partir de esta concepción Freudiana?

 

  1. Para responder volvamos al caso Alfredo:
  • Su madre era una madre sin deseo, fría, gélida. No había podido investirle del amor, ternura y afecto. Alfredo encuentra un objeto, su madre, que satisface su pulsión. Este sería un nivel de explicación de la relación a través de la pulsión estrictamente somática. Pero tenemos luego el nivel vincular donde las necesidades de sujeto humano son del orden de la investidura del deseo, del amor y del afecto. Existe una relación en el niño y también en la madre que excede al nivel biológico y que alcanza lo psicológico, entendiendo por tal las representaciones y los afectos ligados a estas. El amamantamiento colma el hambre, el deseo colma y colma el deseo de un encuentro pletórico de amor. Este amor ofrece un clima de confianza y seguridad donde germina y crece la salud mental.
    • La patología de Alfredo que había afectado gravemente a su aspecto afectivo y cognitivo se relacionaba con el deseo y el amor.
    • Su madre no había colmado sus necesidades relacionales y no solo esto, sino que no había despertado su alma de ser humano. La relación no solo ofrece algo sino que posibilita la emergencia, la protencialidad que transciende sin quitarle su importancia a lo físico, para llegar a alcanzar la aurora de todo lo que alberga lo humano: ilusión, realización del deseo del yo primordial, plenitud, ofrecimiento a la madre por parte del niño del amor presente ya en su esencia, su realidad humana, encuentro creciente fundado en ese buen encuentro.
    • Alfredo había enfermado desde antes de nacer pues no fue engendrado en el deseo de los padres. Sufrió una protodepresión que arruinó su alma por la decepción, desolación, tristeza, soledad, rabia, culpa. La vida quedó bajo el imperio de la muerte.
    • Toda una sintomatología patológica empezó a existir y crecer: ansiedad, angustia, furia, aislamiento, desconexión, escisión del yo y del sujeto, ataques al mundo y a sí mismo, universo imaginario poblado de relatos internos, de sueños, de rabias, de cielos e infiernos.
    • Todo afectó gravemente a su sensorialidad, inteligencia, a su yo y sus funciones.
    • Su capacidad de relación quedó muy afectada: trastornos en los sentimientos, necesidades amorosas; amistades, profesión, familia, proyecto.
    • Su pulsión de vida era excesiva, difícil de encauzar y dominar, desbordante, un torrente excesivo. Su culpa era enorme. Su narcisismo con heridas profundas. Su yo asediado. Su superyo sádico, masoquista, cruel.
  1. Conclusión entorno al concepto de pulsión:

Lo que pulsiona en el ser humano es nuestro SER PROFUNDO,  nuestra alma, nuestro yo primordial, no solo nuestras excitaciones somáticas que buscan descarga y placer. Todo es un conjunto implicado, entrelazado, intersubjetivo, interactivo que se transciende continuamente hacia algo distinto y diferente de sí.

  1. Breve explicación y crítica de la segunda y tercera teoría pulsional de Freud.

 

  1. La segunda teoría es propuesta por Freud en su otra introducción al narcisismo en 1914.
    • El estudio de las psicosis condujo a Freud a esta 2ª teoría pulsional que divide la libido en libido del yo y libido objetual. La libido puede tomar al yo o al objeto como unos depositarios de su energía.
    • Si estudiamos esta teoría desde el punto de vista vincular podemos decir que la realidad innata y profunda, lo que llamo “Yo” primordial, primera instancia del Ser Social del hombre busca investir al objeto, al otro, de deseo, confianza y seguridad. El segundo movimiento es que si esta investidura vincular se realiza bien, en un encuentro, el sujeto puede investirse a sí mismo, puede amarse a sí mismo. Si el objeto no puede ser investido adecuadamente toda la realidad del “yo” primordial se retira del objeto, se deslibidiniza, trae graves consecuencias para el sujeto, para el niño.
    • En lugar de crearse el vínculo y la salud mental, se inicia el camino de la enfermedad y la locura. La tendencia a la relación queda cortada iniciándose muchos procesos de desorganización, desintegración, de escisión, de separación y depresión.
    • Los procesos de odio sustituyen a los de amor y toda la organización psíquica, con sus representaciones y afectos, cortada, desligada.
    • Se inicia la enfermedad mental grave, sea esta el trastorno borderline, narcisista o psicótico.
  1. La tercera teoría pulsional de Freud tras el giro de 1920, se divide en Pulsiones de Vida (Eros) y Pulsiones de Muerte (Tánafos).

Las pulsiones de vida tienden a construir unidades cada vez mayores y a mantenerlas. Abarcan las pulsiones sexuales y los de autoconservacion se oponen a las pulsiones de muerte, son como dos grandes principios que actuarían ya en el mundo físico (atracción-repulsión). Se hallan en la base de los fenómenos vitales.

Las pulsiones de muerte se contraponen a los de  vida. Tienden a la reducción completa de las pulsiones, a devolver al ser vivo al estado inorgánico.

  • Muchos psicoanalistas no han aceptado las pulsiones de muerte, no así la escuela Kleiniana con Malanie Klein a la cabeza. No se han visto en muchos casos la utilidad clínica de estas pulsiones de muerte.
  • Breve reflexión:

Dos grandes motivaciones humanas, las que tienden a la ligación,  la unión, a la integración, a formar unidades cada vez mayores y más complejas. Son fuerzas, intenciones creativas, constructivas, sanas, que desde nuestro “yo” primordial hasta nuestra inteligencia y capacidad de pensar  posibilitan descubrirnos a nosotros y al mundo como un todo con sentido, con reglas, con leyes, que debemos descubrir en su total  integración e interacción para incidir en su desarrollo y respeto.

Las pulsiones de muerte (Tánatos) pugnan por la desintegración, desligazón. La destrucción, el egoísmo, el desconocimiento, el narcisismo de muerte. Podemos decir que todos los fenómenos y sistemas destructivos están detrás de esta pulsión: los sistemas económicos, políticos y sociales injustos, la violencia, las guerras, la falta de respeto a la naturaleza, etc.

Con respecto a la idea de devolver al ser vivo al estado inorgánico tendríamos un Nirvana extremo y absoluto; más que esto creo que si deseamos un nivel de tensión placentero, consciente y respetuoso.

Ideas de Steve Pinker en su obra “el Instituto del lenguaje” (cap. XIII. El diseño de la mente).

  1. Existe una estructura fija de la naturaleza Humana, universalmente estructurada, idéntica en todo tiempo y lugar, que permitiría poner a todos de acuerdo sobre lo que es justo y verdadero por razones de gusto, costumbres e intereses personales.

La vida intelectual moderna está basada en el relativismo que niega la existencia de una naturaleza humana universal.

La doctrina que subyace al relativismo, el Modelo Estándar de las Ciencias Sociales (MECS) comenzó a dominar la vida intelectual allá por los años 20. Sobrevino como resultado de la fusión de una idea de la antropología con otra de la psicología.

 Estas ideas son:

  1. El comportamiento humano está determinado por la cultura.
  2. Los bebés humanos nacen con poco más que unos reflejos y una capacidad de aprendizaje.

El punto A esta representado por la antropóloga Margaret Mead y el punto B por el psicólogo conductista John Watson.

Reflexión ante esto:

Estas ideas, desde otra disciplina como la psicolingüística, confirman lo expuesto, es decir, que muestra estructura vincular y relacional está determinada por una organización mental innata (la Naturaleza Humana), y que la patología surge por un vínculo inadecuado, que no se corresponde con el que surge de esa estructura vincular, la Naturaleza Humana.

Toda concepción de “tabula rasa” según la cual al nacer el ser humano es como un disquet virgen seria falsa. No se puede fundamentar esta Naturaleza Humana sobre conceptos tales como el “ello” impersonal lleno de impulsividad energética; sino sobre un “yo” primordial, núcleo esencial de esa Naturaleza Humana.

Hemos de fundamentar el psicoanálisis en esta concepción y hacer los cambios necesarios en la teoría, la técnica y la clínica.

Última reflexión:

1ª. Durante mis muchos años de profesional nunca pensé a la hora de entender los fenómenos clínicos propios y ajenos en términos energéticos sino vinculares.

2ª. Como dice Pinker existe una naturaleza humana universal. Mi experiencia clínica me ha llevado a la conclusión de una realidad que yo llamo “Yo” Primordial.

3ª. Las enfermedades mentales graves no se pueden explicar sin la existencia de ese “Yo” Primordial, de esa Naturaleza Humana.

4ª. Este “Yo” Primordial es vincular y aunque está ahí al nacer es activado por el amor del objeto, (madre, padre, familia, etc.), tiene un poder creciente, se transciende hacia una realidad nueva trascendente, se nutre de un deseo cargado de ilusión, esperanza y vida.

5ª. El bebé al nacer, no es un elemento pasivo, viene capacitado para dar. Su presencia la siente como un regalo que desea que produzca alegría y felicidad. Desea compartir la ilusión, su esperanza, tener experiencias comunes.

6ª.  Su vida intelectual, afectiva, creativa, relacional, espiritual, va a estar bastante determinada por la calidad del encuentro que se haya vivido.

7ª. Las enfermedades mentales más graves, psicosis, trastornos límite, trastornos narcisistas, ansiedad y angustia crónica, depresiones graves, yo asediado y conflictivo incapaz de ejercer sus funciones, sentimientos amorosos y agresivos a flor de piel o bien muy reprimidos, personalidad y realidad escindida, dificultades sexuales importantes, adicciones, etc. Están fundamentados en una experiencia del “yo” primordial nefasta.

8ª. Existen en nosotros dos realidades fundamentales, una tiende a la descarga inmediata, a la desligazón, al placer. El objeto para esta realidad solo existe como objeto de descarga, no tiene entidad propia, es un objeto para mí. Compartimos esta realidad con los animales, es propia del animal humano. Existe otra realidad, esta es vincular, busca la conexión, la ligazón, el encuentro, la experiencia compartida. Nos permite descubrir la necesidad del otro, la felicidad de la relación.

La primera realidad, que utiliza al objeto, produce placer, no calma ni colma la profundidad afectiva, deja soledad, vacío, desconocimiento y embrutecimiento. Puede ser mentalizada, humanizada y aliada con la vincular, puesta al servicio de la Naturaleza Humana y del Ser Social del hombre.

Descubrimos el mundo a partir de dos motivaciones, la primera es la necesidad del amor, de los afectos que incluyen el placer. Primero hay un movimiento de pulsión, más tarde de apertura progresiva, y en tercer lugar de progreso y desarrollo ininterrumpido.

La segunda, la fuerza que tiende al placer debe ser mentalizada, puesta al servicio del conocimiento, de la creatividad, de la responsabilidad.

El ser humano si bien parte ya de una naturaleza humana necesita construirse, integrarse, mentalizarse, responsabilizarse del mundo, crear humanidad y sociedad.

Este trabajo es difícil, complejo, arduo. Es un proceso de concienciarse continuamente.

Existen, como diría Freud, Pulsiones de vida y de muerte, las primeras producen conocimiento, crecimiento y comunidad. Las segundas nos llevan a la des-integración, al egocentrismo, la des-mentalización y la irresponsabilidad.

Las estructuras económicas, políticas y sociales deben estar al servicio de las pulsiones de Vida para hacer seres responsables y libres.

Unas palabras sobre el yo:

  1. La evolución propició una cerebralización capaz de inteligencia y ética. Nuestro “yo” primordial y nuestro “yo” pensante son una consecuencia de ese preso evolutivo.

Nuestro “yo” pensante, sus cimientos, son inconscientes; lo que es consciente son sus funciones, pero no las bases de esas funciones. Este es el inconsciente verdaderamente humano que puede ser reprimido, no desarrollado, desconocido. Lo impulsivo está dentro del orden de lo animal y aunque pueda reprimirse y hacerse inconsciente, no es el inconsciente realmente humano.

Nuestra realidad alberga una espiritualidad trascendente, es decir, un deseo y anhelo inherente a nuestra naturaleza de una realidad infinita que desborda lo finito y colma y calma nuestro insaciable deseo de amor, vida, verdad y belleza.

Somos inmanentes al mundo y nuestro destino en este sentido es el conocimiento y la respuesta, es decir, la responsabilidad.

Somos también trascendentes y nuestro horizonte es el SER infinito, es la plena vida y felicidad.

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