Ansiedad: El fuego que te consume

Podemos entender la ansiedad dentro del esquema que nos ofrece el Arco Reflejo como “patrón básico para entender los fenómenos mentales”: El organismo tiende a un nivel de estimulación que no produzca dolor, que no lo tensione en exceso, (aunque, dicho sea de paso, a veces buscamos una excitación mayor que sentimos como placentera pero que también busca su descarga), pero hay estímulos externos o internos que elevan la excitación más allá de la cuenta.

Los estímulos externos por ejemplo una tormenta, un tornado, un camión que se te echa encima mientras conduces, pueden ser un serio peligro que produzca mucha ansiedad, incluso una ansiedad de muerte. En este caso no habría patología. Pero pueden haber motivaciones inhibidoras internas, que cierren la posibilidad de descarga. En este caso el yo que detecta los peligros y la angustia construye defensas: el desplazamiento y la proyección en las fobias, la conversión en la histeria, la compulsión y la repetición en la neurosis obsesiva, la subordinación a un ideal destructivo en el narcisismo o la proyección muy violenta en la paranoia.

Si el peligro es solo externo y por tanto la excitación elevada estaremos hablando de un nivel de alteración y frustración que llamaremos ansiedad, más o menos normal, excesiva o extrema.
Pueden haber situaciones hibridas en las que a un peligro real externo se unan fuerzas inhibidoras internas patológicas.

En tercer lugar las fuerzas pueden ser solo inhibidoras y el bloqueo de la descarga interior. Aquí nos referiremos a las neurosis u otras patologías. Y en este último caso a la elevación del nivel de excitación lo llamaremos angustia. Estaremos hablando de angustia de separación, del complejo de Edipo y su angustia de castración etc.

La palabra ansiedad ha adquirido notoriedad, debido en parte, al inglés, ansiety, que la ha divulgado por su expansión; pero también han sido muy importantes los ansiolíticos o tranquilizantes que han promocionado la palabra, entre otras razones, por motivos comerciales que implican una forma sintomática de entender las patologías y la vida.

La ansiedad y angustia no proceden solo de un ello como fuerza que busca la descarga buscando el placer. En los seres humanos debido al proceso evolutivo que une la continuidad de las especies y la singularidad, las cosas son más complejas desde el inicio. Nuestras angustias y ansiedades tienen una génesis más compleja, proceden de un núcleo primordial, de una estructura inicial pero ya compleja, un yo primordial, no un ello como fuerza de descarga. En ese yo primordial reside ya, en germen pero real, todo aquello que al ser frustrado nos causa, dolor, ansiedad y angustia.

La vida humana, la condición humana está sujeta a múltiples angustias y ansiedades por su propia configuración, pero la sociedad y la cultura injusta, insolidaria, alienante pueden ser obstáculos enormes que pongan a nuestro cuerpo y mente en situaciones graves de ansiedad y angustia. Es nuestro deber cambiar el mundo para hacerlo humano y que facilite y se adecue a nuestra compleja estructura.

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